Días de regalo

Puede sonar a campaña de shopping. Pero no se trata de eso. Es la intención mirar al presente con ojos nuevos. No sé bien desde cuándo debería contar la cuarentena.

El lunes trabajé hasta tarde en la editorial. El martes estuve acá, coordinando unas notas y me hice un estudio médico (la médica me llamó para ver si iba a ir y hablamos sobre lo prudente o no que podía ser posponerlo). El miércoles decidí no cancelar una entrevista en un café, en Flores. El jueves tuve que ir a la editorial a configurar accesos y desde que volví no salí. Soy un poco feliz porque aprovechando la informalidad de todo fui en bici.

Hoy es domingo. Y acá sigo, guardada. Como millones de argentinos y como no se cuántos en todo el mundo. «¿Ya están en cuarentena?«, me preguntaron hoy desde el viejo mundo. Y tuve que decir que sí. Me cuesta pensar que va a durar sólo unas semanas. No soy buena haciendo pronósticos, pero dudo que sean menos de dos meses (y si lo pienso un poco, creo que estoy pecando de optimista).

De a poco le voy encontrando el pulso a esta situación novedosa de estar cuarenteneada. No me cuesta estar en casa sino más bien la falta de rutinas de laburo, sentir que nunca llego, que nada alcanza ni es suficientemente bueno. Y una suerte de presión o algo que hace que mi cabeza esté en modo trabajo (no necesariamente eficaz, desde ya).

Tomar la vida como viene, me dijo ayer alguien del Hogar de Cristo a quién llamé por una nota. Creo que se trata un poco de eso… De aprender a recibir cada momento con amor y como misión. Y acá estoy, guardada. Disfrutando. Agradeciendo lo mucho que tengo. Con la esperanza de que todo esté bien.

Autor: Flor

Pedaleo de acá para allá, tengo corazón misionero y un no-sé-qué peregrino. Me gustan los mates tranquilos y los buenos momentos compartidos. Estudié comunicación y escribo de moda (entre otras cosas). Amo armar cuadernos y álbumes de fotos, todavía las imprimo. Disfruto cada travesía: en todas encuentro algo de magia. Y acá estoy, contando un poco lo que viene mi cabeza. La excusa para empezar, fue tener en el horizonte el Camino de Santiago, un viaje que prometía ser distinto y superó todas las expectativas.

Deja un comentario